¡Que le corten la cabeza! -Versailles-

Bueno, señores con esto terminamos la travesía por Francia en el mes de Abril. -vieron, me puse las pilas-
Empezamos por donde dejamos: Viernes 23 de abril
Ya les había contado que mi arrivo al hostel “The three Ducks” había sido a las 00.30hs, luego de estar fuera, caminando sin parar y sin dejar descansar a mi pobre cerebro, quince horas y media. Allí, en el bar, se encontraba Ivana, la chica mendozina que conocí cuando llegué a París. Lo primero en la lista fue bañarme, termine y regresé para utilizar las computadoras, momento de dar parte de mi vida a la gente que me quiere. En eso, con Ivana decidimos ir a pasar todo el sábado a Versailles, aposentos de los reyes y “emperadores” franceses.
¡Tasa, tasa, cada uno a su cama! –si no nadie iba a estar con vida al día siguiente-

Sábado 24 de abril
Era las 8 a.m. y junto con mi compañera de travesía nos despertábamos para ir a desayunar. Como conté en el post anterior, el desayuno lo transformábamos en potente para no tener demasiada hambre en el día –hay que ahorrar para hacer las cosas, París es caro-. Luego, nos acercamos a la recepción para preguntarle a la mexicana, que vive allí y trabaja en la recepción del hostel, cómo teníamos que hacer para llegar a Versailles, qué tren debíamos tomar.
En 15 minutos estuvimos en la estación, eso sí que es darle pata. Nos dirigimos a las taquillas para comprar el boleto y verificar la hora de partida. Treinta minutos es lo que tarda uno en llegar desde París a la ciudad de Versailles. En esos, con Ivana tuvimos la mejor anécdota de nuestra historia: en el tren viajaba una familia de parisinos o franceses, Dios sabrá. Una de las hijas iba enchufada con su mp3 cantando a toda voz “Las divinas” de Patito Feo –un horror, que le vamos a hacer-.
Cuando bajamos en la estación, se escuchaba el grito de cierta gente que decía: -If you go to de Palace, this way!- pos entonces seguimos a la multitud.
Ya cuatro cuadras antes se pueden ver alzándose a lo lejos las rejas del predio. Al llegar y cruzar las puertas doradas, la cola para comprar las entradas era bastante pronunciada –INFORMACIÓN IMPORTANTE: si sos turista, la entrada cuesta en total, Pasaporte General: 25€; sin embargo, si pertenecés a la comunidad europea y tenés menos de 26 años, la entrada general es gratuita mostrando sólo el DNI en cada entrada del predio- -Ah, me olvidaba, junto con la entrada o el DNI, por lo que contaba anteriormente, cuando ingresas al palacio el audioguia está incluido, UNA GANGA BOLUDOOO!!!!-.
Hay varias opciones por dónde empezar a pasear. En primer lugar, tenemos el Palacio, donde podemos recorrer las distintas habitaciones, aposentos y salones de la realeza. Aclaro, depende la época del año que uno vaya está completamente abierto o no el palacio, averiguadlo. En segundo lugar, podemos empezar por los jardines de Versailles, parecen enormes pero no lo son, la distancia visual engaña, lo digo por experiencia. Y por último, al final de la travesía están los Palacios de Trianon y predios de María Antonieta.
Mi locura empezó en el Palacio Real. Enchufado al audioguia, caminamos por el hall de entrada. La visita está organizada de tal manera como si el rey Louis XIV te estuviera presentando su casa. Supuestamente es la forma cómo él iba guiando a sus visitas para impresionarlas. Lo primero y que ya te caés de culo es el hall principal y la capilla propia de los reyes donde realizaban las misas. Desde allí, y es una cosa que no podes creer –cuando vayan a Versailles o en realidad a Francia, llevar: Ibuprofeno 800 (para cada día) y una almohadilla térmica para la torticolis, los techos son alucinantes-, comienza la presentación de la familia real y los diferentes cuartos, todos de distintos colores y con pinturas genealógicas de menor a mayor en la historia. Llegas a una sala de estatuas, muy oscura, donde se conservan diferentes fotos a través de los años y, además, hay una presentación de cada película filmada en los predios –obviamente, la última de ellas es María Antonieta de Sophia Coppola, y uno se siente así cuando llega a estar allí, quiere recorrer esos lugares vestido ridículamente y cagándose de calor-. Se suben las escaleras del Palacio, hacia la primer planta, desde allí uno ya puede empezar a apreciar los jardines verdes, verdes, verdes, de Versailles –y dice:-Mierda, yo quiero una vista así-. Esta segunda parte se organiza de la siguiente manera, se conocen los aposentos del rey y la reina y se visitan las diferentes salas, entre ellas la sala de los espejos –imperdible-, las cuales están dedicadas a diferentes dioses griegos según el significado de la misma. Continúa con los salones que representan la historia de Francia, allí se aprecia la vida del petizo Napoleón. La última sala hace que el Louvre caiga del pedestal. La causa de este desastre es: en el último salón las paredes y el techo están cubiertos por cuadros gigantes, uno de ellos es La Coronación de Napoleón, en el Louvre dicen tener el original, sin embargo, el audioguia de Versailles dice que esa pintura que uno está presenciando es la original. PONGÁNSE DE ACUERDO, MIERDAS! Finalizando el recorrido por el arte arquitectónico, se pasa nuevamente a la planta baja para ver los aposentos del Delfín y la Delfina, y los cuartos de las hijas de Luis XV.
El recorrido continuó con un almuerzo rápido a un par de cuadras fuera del predio en un McDonalds de por ahí (:S). A la vuelta, empezamos por atravesar los jardines por el camino principal para hacer primero, la última parte y más lejana, los Palacios de Trianon y predios de María Antonieta. Estos últimos son lo peor del mundo, vivís perdiéndote en círculos constantemente. Por este motivo llegué a pasar del amor al odio de esta hija de su madre que hizo construir esa mierda para salir de joda con sus amigos y sus amantes.
Lo mejor de los jardines es quedarse sentado sobre el césped en cada uno de ellos y disfrutar, además de descansar un poco las patas ya que son miles y miles de escaleras pa subir y pa bajar!
Esto es Versailles! Enjoy it!
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